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Movilidad del cuidado - Traslados de las Mujeres

Por Itsi Alveano


Una de las grandes ausencias de la igualdad y la inclusión en la planeación urbana y la movilidad, es que el espacio público no está pensado en los traslados de las mujeres (con las implicaciones de dichos viajes, como las tareas de cuidado, múltiples destinos, viajes encadenados, etc.). Los cuerpos, espacios y territorios de la movilidad de las mujeres muchas veces no son tomados en cuenta en el diseño de la infraestructura urbana y el sistema de transporte. Un diseño urbano que no considera las particularidades de las mujeres suele exponerlas a mayor inseguridad vial y violencia en el espacio público. Las mujeres son víctimas de más violencia en las calles, avenidas, bulevares, parques, plazas, etc que los hombres. 


Una de las razones por las cuales las mujeres están expuestas a más riesgos en el espacio público es que, debido a las labores de cuidado, realizan más traslados que los hombres. Es decir, los hombres en general van solamente de casa al trabajo y de vuelta a la casa. Las mujeres tienen múltiples orígenes-destino en su cotidianeidad por lo que aparecen en el espacio público más veces o más tiempo. Además de los viajes por trabajo asalariado que hacen las mujeres, también realizan viajes urbanos al tiempo que hacen tareas de cuidado. Las tareas de cuidado son aquellas donde es primordial velar por el desarrollo y bienestar de otra persona. Pues bien, no se pueden realizar tareas de cuidado sin hacer viajes urbanos.


Quien acuñó por primera vez el término movilidad del cuidado fue la investigadora Inés Sánchez de Madariaga en 2008. Esta categorización permite identificar los traslados que realizan muchas personas en la ciudad que no están vinculados a trabajo productivo pero que es necesaria para un desarrollo integral. En su mayoría, quienes realizan movilidad del cuidado son mujeres. Las características de trasladarse a actividades tales como llevar a los niños al doctor, acompañar a las niñas a clases de fútbol, recoger la medicina y tintorería del abuelo requiere de espacios públicos que permitan ese multitasking. La infraestructura actualmente sólo se diseña pensando en viajes con un sólo origen y un sólo destino, es decir, viajes para el trabajo productivo.


En otras palabras, existe una discriminación hacia la movilidad de cuidado. El diseño urbano debe tomar en cuenta las particularidades de los traslados de las mujeres y las tareas de cuidado. En México, alrededor de un 70% de los viajes urbanos son realizados en transporte público (de estos un minúsculo porcentaje son a pie y en bici) mientras que aproximadamente 30% son en automóvil privado. De estos viajes no se sabe a ciencia cierta qué porcentaje son viajes al trabajo y cual es movilidad del cuidado. No se visibilizan las diferentes movilidades que existen. Se debe elevar la calidad de todos los medios de transporte alternativos al automóvil para que sean una elección viable y cómoda.



En calles principales, con alto tráfico vehicular (y velocidades mayores a 30 km/hr), las mujeres suelen preferir usar transporte público o auto privado, puesto que, la velocidad de los vehículos hace peligroso moverse de otra forma. Por lo general cuando las mujeres escogen caminar o andar en bici para sus traslados lo hacen por caminos separados de los vehículos. Cuanto más si van acompañadas de otra persona que está bajo su cuidado. No dejarán de moverse en transporte público o en auto, a menos que perciban que andar en bicicleta para los viajes cotidianos con las características particulares, un origen y múltiples destinos, sea seguro, cómodo, práctico y saludable pues así cuidan de su propio desarrollo y bienestar.


Es importante mencionar los viajes que hacen las mujeres en bicicleta y a pie puesto que la movilidad activa es una de las herramientas para combatir la obesidad y diabetes. En México muchas mujeres no usan la bicicleta como medio de transporte, por temor a un accidente y acoso en el camino. Actualmente, sólo 1.5 de cada 10 personas que se mueven en bicicleta en México son mujeres, se hace evidente que perciben más el riesgo al ir en bicicleta en las vías que los hombres. Por otro lado, en los Países Bajos de todos los viajes en bicicleta el 56% son realizados por mujeres. Esto hace mucho más fácil tomar en cuenta los traslados de las mujeres en el diseño de la infraestructura urbana. 


Diseñar políticas públicas de movilidad con perspectiva de género, en otras palabras conocer sobre los traslados de las mujeres, permite identificar las necesidades de cuidado y de esta forma mejorar la movilidad para todas las personas. Un desarrollo urbano que considera la movilidad del cuidado, influye positivamente en la calidad de vida de todas las personas pues les permite moverse en el espacio público de forma segura, saludable y libre de violencia. Los viajes encadenados o múltiples destinos multiplican la diversidad de viajes y se acotan las brechas de desigualdad. La evidencia está en Amsterdam con su diseño de movilidad urbana que impacta positivamente en el desarrollo integral y logra una mejor calidad de vida en sus habitantes


Breve reseña de la autora:

Doctora en políticas públicas Itsi Alveano Aguerrebere


Itsi es Doctora en Políticas Públicas de Desarrollo Infantil. Especialista en seguridad vial con enfoque de infancia.


Investigadora de tiempo completo sobre el desarrollo urbano y la infancia en Urban Cycling Institute. Promotora del derecho a la ciudad de niñas, niños y adolescentes y del derecho que tiene la ciudad a que haya niñas y niños jugando en la calle y en los espacios públicos. Activista por los derechos de niñas, niños y adolescentes peatones. Especialista en movilidad activa en las ciudades. Líder de la red de Mujeres en Movimiento. Coordinadora del programa de liderazgo “Planeando la ciudad segura y saludable” de Urban Cycling Institute.

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