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Evidencia de campo sobre la transferencia de residuos plásticos a lo largo de una cadena alimentaria

Se realizó un estudio realizado en hogares mayas del sureste del país, por la doctora Esperanza Huerta Lwanga, investigadora del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), detectó la presencia de microplásticos en los turrículos, o excretas de lombrices, y dentro de las mollejas de pollos y gallinas para consumo humano.

La doctora Esperanza explicó que el plástico y el microplástico llegan al suelo principalmente por tres motivos: 1) porque no hay un adecuado manejo de los desechos y la gente quema la basura; 2) porque los sistemas agrícolas utilizan los acolchados de plástico, que son enormes mantas de plástico con las que cubren los cultivos, y el plástico queda acumulado en el suelo; y 3) cuando se utiliza para el riego aguas residuales, pues los procesos de filtración de estas aguas no logran remover los plásticos de tamaños muy pequeños. Los microplásticos contaminan el suelo y pueden llegar a los alimentos que consumen los mexicanos, transformando un problema ambiental en un problema de salud pública.

En estudios realizados en conjunto con la Universidad de Wageningen, se han encontrado que los invertebrados del suelo, como las lombrices, después de ingerir el plástico, pierden peso y si las concentraciones de plástico son muy altas, mueren. Estos organismos son fundamentales para mantener la fertilidad del suelo y su muerte afecta la salud de los suelos, en donde diversos vegetales crecen.

La doctora Esperanza explica, “hemos encontrado en huertos familiares en Campeche, donde la gente quema la basura, en específico sus botellas de plástico, que el plástico no desaparece, sino que se encuentra en un tamaño muy pequeño. Entonces es ingerido por lombrices y gallinas. Después las gallinas son ingeridas por seres humanos y esto es un problema fuerte, porque estamos hablando de una alta probabilidad de contaminación con plástico al ser humano”.

Finalmente la doctora Esperanza explica, que si bien aún no existen técnicas para limpiar el suelo de microplásticos; en El Colegio de la Frontera Sur, la Universidad de Wageningen y The Netherlands Institute of Ecology (NIOO-KNAW) están tratando de encontrar una solución. La sinergia para la colaboración de esté proyecto fue posible gracias a la Dra Esperanza Huerta, y conexión del capítulo Países Bajos con las otras instituciones participantes. La agencia informativa CONACYT ha apoyado a la Red Global MX con la difusión de proyecto de diferentes capítulos desde 2017.


Información publicada en:


Colaboradores:

Esperanza Huerta Lwanga

El Colegio de la Frontera Sur

La Universidad de Wageningen

The Netherlands Institute of Ecology (NIOO-KNAW)


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